Detectar una adicción en alguien cercano no es sencillo. Las adicciones no siempre se manifiestan con comportamientos extremos o evidentes. De hecho, muchas veces se esconden tras rutinas aparentemente normales, excusas repetidas o cambios de humor que atribuimos al estrés o a la vida cotidiana. Sin embargo, estar atentos a ciertas señales puede marcar una gran diferencia para esa persona… y para su entorno.
Cuando alguien sufre una adicción, lo último que quiere es ser descubierto. Por eso, quienes están a su alrededor suelen ser los primeros en notar que algo no encaja, aunque no siempre sepan cómo interpretarlo. Detectar una adicción no implica juzgar, sino comprender que puede haber una lucha silenciosa que necesita atención profesional y apoyo emocional.
Si somos sensibles al tema, hay ciertas señales de una adicción que nos van a mostrar claramente que alguien está metido en un lío, que está luchando y que puede que no cuente con las herramientas necesarias para conseguirlo.
¿Cómo detectar una adicción en alguien cercano?
El primer paso es observar sin invadir. Hay señales que, cuando se repiten o se intensifican, pueden alertarnos de que algo está ocurriendo.
- Cambios de comportamiento repentinos. Una persona adicta puede volverse más irritable, retraída o evasiva. También puede mostrar un entusiasmo inusual y luego caer en el agotamiento. Estos altibajos emocionales no siempre tienen una explicación lógica.
- Descuidos personales. Abandono del aspecto físico, del orden en casa o del cumplimiento de responsabilidades laborales o familiares. Estos signos pueden pasar desapercibidos al principio, pero se vuelven más notables con el tiempo.
- Mentiras pequeñas y constantes. Excusas para ausencias, dinero que desaparece, versiones contradictorias… todo esto nos puede ayudar a detectar una adicción en alguien cercano. La necesidad de ocultar el consumo o la conducta adictiva lleva a justificar lo injustificable.
- Aislamiento progresivo. Dejan de participar en actividades sociales, evitan a personas cercanas o cambian radicalmente de grupo de amistades. Este aislamiento puede ser un intento de evitar ser confrontado.
- Cambios físicos. Pérdida de peso, insomnio, pupilas dilatadas, temblores o fatiga constante. En muchos casos, el cuerpo habla antes que las palabras.
La importancia de actuar desde el cuidado, no desde el juicio
Una vez que se han identificado estas señales, el siguiente paso no debe ser la confrontación directa ni el reproche. Lo más eficaz es abrir un espacio seguro para el diálogo, expresar preocupación sin acusaciones y, si es posible, sugerir ayuda profesional.
Detectar una adicción en alguien cercano puede ser doloroso y confuso, pero también puede convertirse en el punto de partida hacia la recuperación. El acompañamiento sincero, informado y sin prejuicios puede marcar una enorme diferencia en el proceso de quien lucha contra una adicción.