La Navidad goza de tantos detractores como incondicionales. Algunos son unos haters de las luces y los villancicos, mientras que otros están deseando volver a sacar el espumillón y el jersey de renos. Pero, en cualquier caso, todo el mundo pasa estas fechas más o menos bien, superando los días sin demasiada dificultad dentro de lo que cabe.
Sin embargo, para quienes sufren trastornos alimenticios, estas fechas navideñas se convierten en una auténtica tortura. Durante, prácticamente, un mes estarán rodeados de comida por todas partes y los muchos encuentros sociales organizados girarán en torno a una mesa abarrotada de viandas. ¿Cómo lidiar con estos días tan complicados que tenemos por delante? Pues en este post queremos ayudar a todas esas personas con trastornos alimenticios reflexionando sobre este tema y dándoles unos consejos para que estas fechas sean lo menos difíciles posible.
La complicada relación entre la Navidad y los trastornos alimenticios
Las festividades navideñas se convierten en el GRAN RETO para quienes padecen trastornos de la conducta alimentaria (TCA) como anorexia, bulimia o trastorno por atracón.
Estas fechas, centradas en celebraciones y comidas copiosas, pueden desencadenar emociones intensas como culpa, ansiedad y miedo a perder el control con la comida. Para muchas personas con TCA, la exposición constante a alimentos tentadores, los comentarios sobre la apariencia física, las conversaciones sobre los hábitos alimenticios y la sensación de estar bajo observación constante generan un entorno emocionalmente agotador que puede pasar mucha factura.
Además, las dinámicas familiares pueden aumentar el estrés, ya sea por expectativas sociales o por la confrontación de conflictos previos. Por eso, algunas personas prefieren aislarse para evitar enfrentarse a estos desencadenantes, lo que, contradictoriamente, en ocasiones puede provocar el efecto contrario: agravar la sensación de soledad y aislamiento y terminar viviendo un episodio igual de complicado con la comida como el que se pretendía evitar. ¿Qué hacer entonces?
Consejos para afrontar esta época complicada
Hay varias estrategias para minimizar el impacto de la Navidad en la salud mental y emocional de las personas con trastornos alimenticios, ahí van algunas:
1.- Establecer un plan previo
Es fundamental preparar las reuniones anticipadamente, al menos, las familiares que sean “controlables”. Esto incluye pactar los menús para garantizar que haya opciones seguras y cómodas para la persona afectada. Evitar sorpresas y permitirle decidir qué y cuánto comer son medidas que aportan tranquilidad.
2.- Fomentar un ambiente de apoyo
Las familias deben evitar comentarios sobre el cuerpo, el peso o los hábitos alimenticios, y centrarse en disfrutar de la compañía mutua sin juzgar ni sacar temas peliagudos. Por ejemplo, sustituir los temas relacionados con la comida por otros más neutros durante las reuniones reduce la presión sobre la persona afectada.
3.- Incluir actividades alternativas
Proponer actividades no relacionadas con la comida, como quedar para hacer una caminata o ir al cine, puede ayudar a que no todos los planes giren en torno a una mesa, desviando la atención del acto de comer y fomentando otros quehaceres.
4.- Promover la autoexpresión y la empatía
Escuchar a la persona y permitirle expresar sus temores o preocupaciones sin juicio es esencial. Mostrar paciencia y validar sus emociones fortalece la confianza y la seguridad.
5.- Limitar las sobremesas largas
Reducir el tiempo en la mesa evita que la comida sea el foco principal de la reunión y disminuye el riesgo de conflictos internos en la persona con TCA.
6.- Buscar apoyo profesional
Contar con el respaldo de un psicólogo especializado puede ser clave para desarrollar estrategias personalizadas y manejar los desafíos que surgen durante estas fechas. Si sufres un trastorno alimenticio, es bueno que, antes de que lleguen estas fechas navideñas, tengas una sesión con tu terapeuta para ver cómo te encuentras y si te sientes fuerte y con ánimo para afrontar estos días, además de disponer de herramientas para hacerlo lo mejor posible.
La Navidad es una época temida para quienes tienen trastornos alimenticios, pero con el enfoque adecuado y un entorno comprensivo, es posible reducir su impacto negativo y que estos días no pasen tanta factura. Tanto las familias como las personas afectadas deben priorizar el bienestar emocional por encima de las tradiciones, fomentando momentos de conexión genuina y actividades que trasciendan la comida. Si bien estas pautas son útiles, es crucial recordar que cada caso es único y que el apoyo profesional es fundamental para superar los obstáculos que estas fechas pueden representar