Puede sonar raro, ¿verdad? Principalmente porque siempre lo asociamos al otoño o al invierno, pero la depresión en verano es bastante habitual. O, al menos, bastante más habitual de lo que podríamos imaginar. Es precisamente de este tema del que venimos a hablaros hoy.
Lo primero de todo: debes pedir ayuda psicológica al mínimo síntoma que notes. Atajar o tratar el problema en sus etapas tempranas puede ser la mejor fórmula para darle una solución definitiva o, por lo menos, evitar que se agrave y se convierta en una situación nada recomendable.
La depresión en verano puede parecer contradictoria, ya que se asocia comúnmente con el invierno debido a la falta de luz solar y el clima frío. Sin embargo, algunas personas experimentan lo que se conoce como «depresión estacional de verano» o «trastorno afectivo estacional (TAE) de verano». ¿Habías escuchado hablar de ella?
¿Por qué se da la depresión en verano?
Aquí hay algunas razones por las que esto puede suceder:
- Alteraciones en los ritmos circadianos.
Es uno de los principales motivos por los que podemos padecer depresión en verano. Esta estación trae días más largos y más luz solar, lo que puede alterar los ritmos circadianos, el reloj biológico interno que regula el ciclo de sueño-vigilia. Demasiada luz puede dificultar el sueño adecuado, lo que lleva a insomnio y fatiga.
Además, las vacaciones escolares, cambios en la rutina diaria y el aumento de actividades sociales pueden alterar los horarios regulares de sueño y comidas, afectando el bienestar emocional. - Presión social y expectativas.
Existe una especie de presión cultural para disfrutar del verano, estar al aire libre y socializar. No cumplir con estas expectativas puede llevar a sentimientos de insuficiencia o tristeza. Además, la obsesión con la apariencia física puede intensificarse en verano debido a la ropa más ligera y la exposición en la playa o la piscina, lo que puede afectar la autoestima y la imagen corporal. - Cambios en la rutina y actividades.
Más motivos para la aparición de depresión en verano. Para algunas personas, especialmente aquellas que trabajan en el sector educativo o tienen hijos en edad escolar, el verano puede significar una ruptura en la rutina diaria establecida, lo que puede causar sentimientos de desorientación o estrés. Aunque las vacaciones pueden ser relajantes, también pueden ser estresantes debido a la planificación, los gastos y las expectativas, lo que puede contribuir a la ansiedad y la depresión. - Condiciones médicas y fisiológicas.
Las alergias estacionales pueden causar incomodidad física significativa, lo que puede contribuir a la irritabilidad y la depresión. En esta línea, el calor extremo y la deshidratación pueden afectar el estado de ánimo y la energía, causando fatiga y letargo que pueden parecerse a los síntomas de la depresión. - Factores psicológicos y ambientales.
Si bien el verano está lleno de actividades sociales, algunas personas pueden sentirse más aisladas si no tienen acceso a estas actividades o si ven a otros disfrutando mientras ellos no pueden participar. Se trata de una situación en la que el sujeto sufre en exceso y que puede tener consecuencias muy negativas para su salud psicológica.
Además, esta época es idónea para traer recuerdos de tiempos más felices o de personas queridas que ya no están, lo que puede desencadenar sentimientos de tristeza y pérdida.
Aunque el verano es generalmente percibido como una época de diversión y relajación, no todas las personas lo experimentan de la misma manera. La depresión en verano puede ser provocada por una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales. Es importante reconocer que estos sentimientos son válidos y buscar apoyo si se siente abrumado.