Las ilusiones y las alucinaciones pueden confundirnos: pueden inducirnos a actuar de maneras que no encajan con el mundo que nos rodea y que pueden llevarnos a formar creencias falsas sobre ese mundo. El capacitismo proporciona una explicación de la evidencia que muestra en virtud de qué ilusiones y alucinaciones nos engañan y nos incitan a actuar: en alucinación e ilusión tenemos evidencia fenomenal. Además, se muestra en virtud de lo que estamos en una mejor posición epistémica cuando percibimos que cuando alucinamos: cuando percibimos, no solo tenemos evidencia fenomenal sino evidencia facticia adicional. Entonces, en el mejor de los casos, tenemos más pruebas que en el caso malo.
La fuente racional de la evidencia tanto fenoménica como fáctica radica en el empleo de capacidades perceptivas que funcionan para discriminar y singularizar los particulares. De este modo, demuestro que los estados perceptuales tienen fuerza epistémica debido a la primacía epistémica y metafísica de emplear capacidades perceptivas en la percepción sobre emplearlas en los casos malos correspondientes. De modo que la fuerza epistémica de la experiencia perceptual proviene de una dependencia asimétrica del empleo de capacidades perceptivas en la alucinación y la ilusión sobre su empleo en la percepción. Más específicamente, los estados perceptivos tienen fuerza epistémica debido a que están sistemáticamente vinculados a las particularidades ambientales independientes de la mente a través de las capacidades perceptivas que constituyen los estados perceptuales. De modo que el fundamento de la fuerza epistémica de los estados perceptuales reside en las propiedades de las capacidades perceptivas que constituyen los estados perceptuales relevantes. En otras palabras, la fuerza de los estados perceptuales se basa en hechos metafísicos sobre la experiencia perceptual.